La palabra doping proviene del dialecto
kaffir hablado en África del Sur donde el « dop » o
« dope » era una sustancia alcohólica, algo parecido a un licor, que
se usaba como estimulante en danzas ceremoniales primitvas. Existen numerosos
antecedentes históricos de la utilización de sustancias dopantes en la práctica
deportiva como derivados anfetamínicos, alucinógenos, hojas de cocaína
masticada. Llegando hasta la actualidad,
en la que el dopaje está a la orden del día.
No quiero hacer aquí una crítica del dopaje, más bien había pensado compartir algunos
datos que me han parecido interesantes sobre este tema, para que veamos que no
es algo nuevo, nada del siglo XXI, no es
una consecuencia del avance de la ciencia (típica excusa que algunos utilizan
para escudarse del uso de estas sustancias)… el ansia del hombre por superarse,
por superar al resto, por batir récords, por alcanzar lo más alto es la
“culpable”, si es que puede llamarse así, de que haya entrado esta dinámica del
dopaje en el deporte de élite.
Ya en la mitología nórdica, los guerreros “bersekers” consumían setas
como la Amanita muscaria, que
contiene un alcaloide denominado muscarina.
Este tiene un efecto estimulante y alucinógeno. Los antiguos africanos usaban
hojas de mandrágora (sí, es una planta real, no una invención de J.K.Rowling
para las aventuras de Harry Potter) por sus efectos narcóticos y afrodisíacos,
así como diferentes tipos de Cola (Cola
Accumanita y Cola Nitida) que tomaban antes de realizar carreras
debido a sus efectos estimulantes.
En el otro lado del charco, los indígenas del Perú han masticado hojas
de coca Peyote (que contiene los efectos de la estricnina) o el mate de coca
para aumentar la resistencia y protegerse del mal de la montaña. Aunque al
principio, el consumo de esta sustancia tenía fines religiosos, después lo
utilizaban en las carreras que formaban parte de los rituales de fertilidad. Entre
estas carreras destaca el recorrido de 1750 km en cinco días desde la capital
del imperio hasta Quito (ahí es nada!!!). Esta sustancia fue tan utilizada que
llegó a establecerse una distancia, “la cocada”, que era el recorrido que podía
hacerse bajo los efectos de una dosis normal de hoja de coca.
En Grecia tenían dietas especiales basadas en gran variedad de hongos,
incluidos los alucinógenos, semillas de plantas, higos secos, vino, queso
húmedo o carne para mejorar el rendimiento. Por
otro lado los atletas romanos no sólo intentaban mejorar gracias al uso de las
termas o la gimnasia, también mezclaban los estimulantes con alcohol para
superar la fatiga y el cansancio, y así parecer más violentos y sanguinarios,
incluso en las carreras de cuadrigas se detectó que algunos caballos habían
sido alimentados con sospechosas sustancias con el fin de que corriesen más rápido. Y también en la Edad
Media se utilizaban alcohol, cafeína, alucinógenos de distintos tipos y
extractos de plantas y hongos para aumentar la resistencia en batalla.
A partir de
aquí la historia ya es un poco más conocida, así que no quiero enrollarme (más todavía). Ya se sabe del consumo de
drogas (cocaína, morfina, heroína o anfetaminas) con fines militares en
diversas guerras. Se buscaba el aumento de agresividad, de estimulación y de
eficiencia, para lo que se llegaban a hacer incluso transfusiones de sangre.
A mediados
del siglo XIX, comienza el desarrollo de la ciencia moderna y con ella, sus
avances. Es en este período donde comienzan a estudiarse los efectos de los
anabolizantes. Por no hablar de su uso en el mundo del boxeo. Los deportistas
tomaban estricnina con alcohol y cocaína o estricnina con cafeína y se llegó
incluso a utilizar el arsénico en forma de arseniato de potasio (licor de Fowler) o arseniato de
sodio (licor de Pearson). Verdaderas
locuras desde mi punto de vista.
Os dejo un
texto que fue el que me dio la idea para escribir un poco sobre el dopaje, no
creo que pueda expresar mejor lo que quiero decir. ¡DISFRUTADLO!
“Existió un tiempo en que el deporte era
simplemente deporte. Es decir, ejercicio físico, superación sana, competición
limpia. El hombre siempre quiso dominar su cuerpo, usar la mente para sacar el
máximo rendimiento. A todo ello, sumar la sensación de salud, de bienestar, de
"estar en forma".
Pero un día, la sagaz mirada del especulador se pasó sobre el deporte, y vio que podía ser un buen negocio. A partir de ahí, el deporte perdió su pureza y el deportista se convirtió en una máquina de hacer dinero. Pero para hacer dinero hay que ser el mejor, y para ser el mejor hay que exprimir el potencial del cuerpo. Y el cuerpo tiene una lógica, una respuesta lógica. A partir de ahí entra el estimulante, el método prohibido, el forzar la máquina para que ésta dé más rendimiento. Entonces el deporte muere y se convierte en empresa, y los deportistas en empleados, asalariados, víctimas de su propio afán.
Ya no sirve hacer deporte, sólo vale ganar. Es más, tampoco vale ganar, hay que batir records, superar niveles, hacer lo imposible. Los que alcanzan el olimpo son envidiados por los que comienzan y sueñan llegar tan alto. Y los cuerpos protestan y se rompen. Y los deportistas "dioses" se molestan lo justo. ¿Para qué más? Ya no se busca el equilibrio "mente sana en cuerpo sano", ahora la mente cedió su terreno a la cuenta bancaria, y el cuerpo se entregó a la droga que lo potencia y lo destruye. ¡Qué fácil sería hacer que todo volviera a sus orígenes!”
Pero un día, la sagaz mirada del especulador se pasó sobre el deporte, y vio que podía ser un buen negocio. A partir de ahí, el deporte perdió su pureza y el deportista se convirtió en una máquina de hacer dinero. Pero para hacer dinero hay que ser el mejor, y para ser el mejor hay que exprimir el potencial del cuerpo. Y el cuerpo tiene una lógica, una respuesta lógica. A partir de ahí entra el estimulante, el método prohibido, el forzar la máquina para que ésta dé más rendimiento. Entonces el deporte muere y se convierte en empresa, y los deportistas en empleados, asalariados, víctimas de su propio afán.
Ya no sirve hacer deporte, sólo vale ganar. Es más, tampoco vale ganar, hay que batir records, superar niveles, hacer lo imposible. Los que alcanzan el olimpo son envidiados por los que comienzan y sueñan llegar tan alto. Y los cuerpos protestan y se rompen. Y los deportistas "dioses" se molestan lo justo. ¿Para qué más? Ya no se busca el equilibrio "mente sana en cuerpo sano", ahora la mente cedió su terreno a la cuenta bancaria, y el cuerpo se entregó a la droga que lo potencia y lo destruye. ¡Qué fácil sería hacer que todo volviera a sus orígenes!”