miércoles, 3 de octubre de 2012

" MENS SANA IN CORPORE SANO "


La palabra doping proviene del dialecto kaffir hablado en África del Sur donde el « dop » o « dope » era una sustancia alcohólica, algo parecido a un licor, que se usaba como estimulante en danzas ceremoniales primitvas. Existen numerosos antecedentes históricos de la utilización de sustancias dopantes en la práctica deportiva como derivados anfetamínicos, alucinógenos, hojas de cocaína masticada.  Llegando hasta la actualidad, en la que el dopaje está a la orden del día.

No quiero hacer aquí una crítica del dopaje,  más bien había pensado compartir algunos datos que me han parecido interesantes sobre este tema, para que veamos que no es algo nuevo, nada del siglo XXI,  no es una consecuencia del avance de la ciencia (típica excusa que algunos utilizan para escudarse del uso de estas sustancias)… el ansia del hombre por superarse, por superar al resto, por batir récords, por alcanzar lo más alto es la “culpable”, si es que puede llamarse así, de que haya entrado esta dinámica del dopaje en el deporte de élite. 

Ya en la mitología nórdica, los guerreros “bersekers” consumían setas como la Amanita muscaria, que contiene un alcaloide denominado muscarina. Este tiene un efecto estimulante y alucinógeno. Los antiguos africanos usaban hojas de mandrágora (sí, es una planta real, no una invención de J.K.Rowling para las aventuras de Harry Potter) por sus efectos narcóticos y afrodisíacos, así como diferentes tipos de Cola (Cola Accumanita y Cola Nitida) que tomaban antes de realizar carreras debido a sus efectos estimulantes.

En el otro lado del charco, los indígenas del Perú han masticado hojas de coca Peyote (que contiene los efectos de la estricnina) o el mate de coca para aumentar la resistencia y protegerse del mal de la montaña. Aunque al principio, el consumo de esta sustancia tenía fines religiosos, después lo utilizaban en las carreras que formaban parte de los rituales de fertilidad. Entre estas carreras destaca el recorrido de 1750 km en cinco días desde la capital del imperio hasta Quito (ahí es nada!!!). Esta sustancia fue tan utilizada que llegó a establecerse una distancia, “la cocada”, que era el recorrido que podía hacerse bajo los efectos de una dosis normal de hoja de coca. 

En Grecia tenían dietas especiales basadas en gran variedad de hongos, incluidos los alucinógenos, semillas de plantas, higos secos, vino, queso húmedo o carne para mejorar el rendimiento. Por otro lado los atletas romanos no sólo intentaban mejorar gracias al uso de las termas o la gimnasia, también mezclaban los estimulantes con alcohol para superar la fatiga y el cansancio, y así parecer más violentos y sanguinarios, incluso en las carreras de cuadrigas se detectó que algunos caballos habían sido alimentados con sospechosas sustancias con el fin de  que corriesen más rápido. Y también en la Edad Media se utilizaban alcohol, cafeína, alucinógenos de distintos tipos y extractos de plantas y hongos para aumentar la resistencia en batalla. 

A partir de aquí la historia ya es un poco más conocida, así que no quiero enrollarme  (más todavía). Ya se sabe del consumo de drogas (cocaína, morfina, heroína o anfetaminas) con fines militares en diversas guerras. Se buscaba el aumento de agresividad, de estimulación y de eficiencia, para lo que se llegaban a hacer incluso transfusiones de sangre.

A mediados del siglo XIX, comienza el desarrollo de la ciencia moderna y con ella, sus avances. Es en este período donde comienzan a estudiarse los efectos de los anabolizantes. Por no hablar de su uso en el mundo del boxeo. Los deportistas tomaban estricnina con alcohol y cocaína o estricnina con cafeína y se llegó incluso a utilizar el arsénico en forma de arseniato de potasio (licor de Fowler) o arseniato de sodio (licor de Pearson). Verdaderas locuras desde mi punto de vista.  
Os dejo un texto que fue el que me dio la idea para escribir un poco sobre el dopaje, no creo que pueda expresar mejor lo que quiero decir. ¡DISFRUTADLO!


“Existió un tiempo en que el deporte era simplemente deporte. Es decir, ejercicio físico, superación sana, competición limpia. El hombre siempre quiso dominar su cuerpo, usar la mente para sacar el máximo rendimiento. A todo ello, sumar la sensación de salud, de bienestar, de "estar en forma".
Pero un día, la sagaz mirada del especulador se pasó sobre el deporte, y vio que podía ser un buen negocio. A partir de ahí, el deporte perdió su pureza y el deportista se convirtió en una máquina de hacer dinero. Pero para hacer dinero hay que ser el mejor, y para ser el mejor hay que exprimir el potencial del cuerpo. Y el cuerpo tiene una lógica, una respuesta lógica. A partir de ahí entra el estimulante, el método prohibido, el forzar la máquina para que ésta dé más rendimiento. Entonces el deporte muere y se convierte en empresa, y los deportistas en empleados, asalariados, víctimas de su propio afán.
Ya no sirve hacer deporte, sólo vale ganar. Es más, tampoco vale ganar, hay que batir records, superar niveles, hacer lo imposible. Los que alcanzan el olimpo son envidiados por los que comienzan y sueñan llegar tan alto. Y los cuerpos protestan y se rompen. Y los deportistas "dioses" se molestan lo justo. ¿Para qué más? Ya no se busca el equilibrio "mente sana en cuerpo sano", ahora la mente cedió su terreno a la cuenta bancaria, y el cuerpo se entregó a la droga que lo potencia y lo destruye. ¡Qué fácil sería hacer que todo volviera a sus orígenes!”